49 años después

Era difícil el reto. Lo sigue siendo. Ha terminado un partido, pero no la eliminatoria.

Tottenham Hotspur visitaba San Siro en Milán sin sus dos piezas claves en su esquema de juego, ni Gareth Bale por la banda izquierda, ni Luca Modric gestionando recursos en el mediocampo participaban de inicio en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League.

Decidí ver este partido donde el primer clasificado de la Serie A italiana se jugaba su porvenir en Europa. Atractivo duelo contra los ingleses del norte de Londres muy bien liderados por Harry Redknapp, posible sustituto de Capello en la selección inglesa en un futuro.

Mientras, el Valencia se adelantaba de inicio en Mestalla contra el Schalke 04 de los Raúl, Huntelaar, Jurado, Farfán y Metzelder. Bien por los de la ciudad del Turia. Un gran Roberto Soldado rematando a gol un centro medido desde la banda izquierda.

Pero me centro en el juego en Italia.

Un San Siro donde caía agua a raudales, repleto de un público chillón, dispuesto a darle alas a los suyos, presenciaba un inicio donde la misma jugada se repetía mil veces, Aaron Lennon corría la banda derecha, desborde al lateral y produce un centro con intento de remate de Peter Crouch. Así una y otra vez. Pero no era el día de la cigüeña. El ariete de los Spurs no acertaba a enganchar el balón por más que lo intentaba.

El dominio inglés era aplastante, Van der Vaart manejaba la batuta a la perfección repartiendo juego a diestro y siniestro y los rossoneros se veían impotentes ante tal avalancha británica.

Un primer cuarto de hora donde el portero Christian Abbiati, ex del Atlético de Madrid, tuvo mucho trabajo antes de lesionarse en el cuello y ser sustituído por Marco Amelia.

El Milán estaba a la defensiva, viendolas venir, con un Robinho muy espeso mientras que Flamini y Gatusso, de centrocampistas destructores, no veían ni una.

El Totenham viajaba a Italia con un palmarés en Europa de solo dos Copas de la Uefa, a visitar a un Milan con seis Copas de Europa. Históricamente hablando debiera haber sido una goleada, pero nada más lejos de la realidad.

La segunda parte fue otra historia porque Allegri les debió leer la cartilla a sus pupilos en vestuarios.

Los ingleses tenían en el banquillo a Jermain Defoe, Roman Pavlichenko, Kranjcar, Luca Modric... De lujo, suplentes de lujo. Enseguida saltó Modric a poner orden en la segunda parte.

El defensa colombiano Mario Yepes gozó de dos buenas oportunidades de cabeza que abortó el brasileño Gomes. Fue el defensa, el jugador milanista que mayor peligro generó.

Mientras tanto Genaro Gatusso no dejaba de hacer el tonto en una continua pérdida de papeles. Debió ser expulsado por una durísima entrada a Corluka con los pies por delante, lesionando al defensa, teniendo que ser sustituído por Jonathan Woodgate.

Y el premio tuvo que llegar.

En medio de un dominio rossonero, fue en una contra, dos contra dos, cuando Aaron Lennon por la derecha se va en velocidad y dribling dejándola al centro para que Peter Crouch la envíe a las mallas sin dudar.

Ya no fue lo mismo. Tottenham supo conservar la ventaja sin grandes alardes, el Milán ya no apretaba y así dejó morir este partido de ida intenso.

Genaro Gatusso volvió de nuevo a erigirse en protagonista circense al finalizar el encuentro, enfrentándose a Joe Jordan, segundo de Harry Redknapp, haciendo, por enésima vez un ridículo espantoso. No tiene remedio.

Gatusso ya no está para esto, al menos no jugará en Londres tras estar apercibido de sanción y recibir tarjeta amarilla. Un par de rojas hubiera merecido, al menos.

Tottenham sale reforzado de estos primeros noventa minutos y queda la mitad de la eliminatoria en White Hart Lane. No se le puede escapar el pase a cuartos.
Tras 49 años, los Spurs vuelven a Copa de Europa y quieren hacerlo a lo grande.

Y en Londres tendrán a Modric y a Garteh Bale desde el inicio...
Por cierto, Raúl empató en Mestalla.