Las temporadas consecutivas comprendidas entre 80/81 y 83/84 se recuerdan como las cuatro que los principales equipos vascos se proclamaron vencedores del título de Liga en España.
En las dos primeras fue la Real Sociedad y las dos siguientes el Athletic de Bilbao.
La hegemonía vasca fue patente, con dos equipazos de lujo, perfectamente dirigidos por el fallecido Alberto Ormaechea y por Javier Clemente respectivamente.Ya en la temporada previa, la 79/80, la Real estuvo a punto de proclamarse campeón, pero tras 32 jornadas invicto, en la penúltima jornada, fue derrotado por el Sevilla por dos a uno (el gol de Bertoni no será olvidado jamás por los aficionados de San Sebastián), siendo superado por el Real Madrid, que consiguió el título con un punto de diferencia sobre los donostiarras.
Posiblemente haya sido la mejor temporada en la historia de este equipo vasco, a pesar de quedar en segundo lugar en la tabla.
Eran los años de Atocha, del Viejo Atocha, estadio con mucho sabor, hoy derruído, a orillas del río Urumea, los años donde, en deferencia a los marineros que faenaban en el mar, daban salvas dobles cuando marcaba gol el equipo local y simples cuando lo hacía el visitante.
Sin embargo, fue al siguiente año cuando los blanquiazules consiguen el primer título de Liga.
Era la época de Arconada, Celayeta, Cortabarría, Górriz, Olaizola, Diego, Zamora, Perico Alonso, Baquero, Idígoras, Satrústegui, Uralde, López Ufarte...
Con menor número de puntos, sólo 45, por los 52 del año anterior consiguen alzarse en el Molinón con el título liguero. Zamora, en el último minuto hace el empate a dos que le basta para quedar campeón.
Fantástico.
San Sebastián se viste con las mejores galas para recibir a los héroes. Una fiesta.
Con la inercia de este campeonato y manteniendo la estructura del éxito, consiguen de nuevo la Liga en la temporada siguiente, el no va más.
Se decidió en casa, ante su eterno rival, el Athletic, días antes de comenzar el Mundial 82 de Naranjito.
Con 47 puntos, se alza con el título y tras él, Barcelona y Real Madrid, que no fueron capaces de seguir la estela blanquiazul. Dos y tres puntos de diferencia se llevaron a final de la liga.
Otra vez hemorragia de satisfacción en San Sebastián. Dos títulos y un subcampeonato en tres años. No se lo podían creer. Impensable años atrás. No eran tiempos de grandes fichajes en España, pero en especial, la cantera se trabajaba en esta zona de manera estructural.
Pero aquí no acaba la dictadura de los equipos vascos. Aún había más. Mucho más. Pero cambió de acera, ya no era San Sebastián, sino la vecina Bilbao la que se erigiera con el cetro del fútbol español.
Sin dudar. Con poder. De blanquiazul a rojiblanco, de la Concha a Neguri.
El Athletic, había ganado su última Liga en el 56, hacía muchos años ya, casi que no lo recordaban.
No fueron conseguidos estos dos nuevos campeonatos tras una hegemonía incontestable por parte bilbaína, de hecho perdieron once partidos entre las dos campañas, pero sí fue un derroche de empuje, labor de equipo y fe en sus posibilidades.
Con un Javi Clemente de entrenador, el rubio de Baracaldo, hecho un chaval, con 32 años hizo quedar cuarto al equipo, y con 33 y 34 ganaron la Liga, terminando terceros las dos campañas posteriores.
Bilbao era una fiesta del fútbol. A campo lleno se desarrollaban los partidos. La cantera, de nuevo resultaba ser protagonista. Le daban su sitio y la escuela vasca fue emblema y estandarte en la enseñanza de este deporte.
Aquellas piezas eran los Zubizarreta, Goicoechea, De Andrés, Urquiaga, Urtubi, Gallego, Sola, Dani, Noriega, Sarabia, Argote...
Su segundo título consecutivo también se culminó en el último día, tras derrotar a sus vecinos blanquiazules por dos goles a uno en San Mamés.
Aquel año consiguieron hacer doblete, tras ganar la final de Copa en el Bernabéu al Barcelona de Maradona. Fue una final de infarto, con mucha polémica y una serie de incidentes al finalizar el partido que no conviene recordar.
Eran los comienzos de los hermanos Salinas, Pachi y Julio.
Fútbol de coraje y garra, forma física extraordinaria, mucha velocidad y sobre todo, contraataque.
Aquella primera mitad de los años ochenta será recordada, sin duda, por la autoridad del fútbol vasco en España.
Fútbol a la antigua usanza.
Y sólo han pasado veintitantos años...